Hemos querido saber qué pasó con el concierto de Black Veil Brides
de la pasada noche en su paso por Madrid. Qué mejor opinión que dos
fanáticas de la banda, que nos han explicado todo lo ocurrido.
Por otro lado, según hemos sabido por nuestros compañeros de otros
medios, el trato hacia la prensa (fotográfica sobre todo) fue nefasto.
Os dejamos a continuación con el relato de Laura González Muñoz y Celia Hernando Alarcia.
Domingo 7 de abril, Sala Arena, Madrid. Para los fans españoles de Black Veil Brides esta fecha y este lugar señalaban la que debería haber sido una de nuestras noches más inolvidables.
Unas doscientas personas aguardábamos, algunos desde primera hora de la tarde, otros que incluso habían acampado, a la apertura de puertas a las 19:30. Tras entrar, nos apiñamos frente al escenario aún vacío, con la esperanza de que el primer concierto de BVB en España superara todas nuestras expectativas. A las ocho, sin apenas retraso, el grupo invitado Heaven’s Basement nos ofreció una actuación cargada de carisma y energía, que consiguió levantar a toda la audiencia.
No obstante, la mayoría de los asistentes habíamos viajado desde diversos puntos de la Península (o incluso de más allá) expresamente para ver a nuestro grupo favorito en acción. Esperábamos un concierto electrizante, algo que nos hiciera irnos a acostar con un buen sabor de boca y la satisfacción de un sueño cumplido. Lo que obtuvimos fue algo completamente diferente.
A las 21:00, los fundadores de The Church of the Wild Ones aparecían en el escenario entre vítores y ovaciones, y desde ese momento la sala se volvía loca. A pesar de algunos problemas técnicos apreciables, el concierto se desarrolló con normalidad y la audiencia estaba encantada. Sin embargo, tras nueve canciones el líder de la banda, Andy Biersack, anunció para sorpresa de todos: “Es una pena tener que irnos, pero esta es nuestra última canción: In The End!”
En medio de los primeros acordes de la canción, los fans nos mirábamos incrédulos y perplejos, algunos señalando sus relojes con desconcierto: No eran más que las 21:50.
En cuanto terminaron de tocar, los miembros del grupo abandonaron el escenario y se dirigieron al segundo piso de la sala de fiestas, donde saludaron antes de desaparecer. Los asistentes soltábamos risas nerviosas, convencidos de que debía de tratarse de una pausa y que volverían en cuestión de minutos.
Sin embargo, cuando Christian Coma lanzó sus baquetas y los técnicos empezaron a desmontar el atrezzo y el sistema de sonido, nos dimos cuenta de que no era ninguna broma: Black Veil Brides se marchaba de allí sin ninguna explicación, tras 50 minutos de concierto.
Setlist original que el grupo había programado; descubrimos que a medio concierto habían tachado manualmente hasta 5 de las canciones, y una fue omitida.
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Acallados los abucheos generales, la gente fue abandonando la sala a petición de los encargados. Sin embargo, aproximadamente 30 de nosotros, particularmente indignados, nos dirigimos a la puerta de atrás y esperamos a que los artistas salieran. Eran las 22:10.
En varias ocasiones aparecieron técnicos de montaje y algún organizador que intentaron disuadirnos para que nos marchásemos, pero no estábamos dispuestos a abandonar sin una razón que explicara lo sucedido. Desde la organización se oyeron rumores acerca del estado de salud de Jake Pitts, el guitarrista, aunque nada quedó confirmado.
Transcurrían los minutos y nos mirábamos unos a otros desolados; el sueño de esa noche se había hecho pedazos, y el frío no ayudaba a levantar los ánimos. En torno a las 23:30, un miembro del staff salió y nos indicó que nos pusiéramos en fila, porque el grupo iba a bajar y a firmar las entradas, aunque no se nos permitía hacernos fotos. Con una obediencia pasmosa dadas las circunstancias, y con relativa rapidez, formamos un corredor y esperamos en silencio. Bien, pues tan sólo bajó Ashley Purdy, el bajista, a quien agradecemos el gesto y que cumplió con lo prometido. En cuestión de dos minutos pudo marcharse y reunirse con sus colegas.
Otro encargado apareció poco después con intención de ahuyentarnos y nos informó de que BVB no pensaba salir hasta la una de la madrugada, ante lo cual muchos se rindieron. Según pasaban las horas, nuestro número se iba reduciendo; a las 12:30 de la noche quedábamos unas 13 personas ateridas de frío que contemplaban con impotencia el ir y venir del personal autorizado, desde mozos de carga hasta asistentes con bolsas de hamburguesas, cervezas y whiskey. Para rematar la faena, todos pudimos ver claramente las siluetas del grupo en la ventana que se hallaba justo encima de nosotros; nuestros ídolos nos estaban oyendo y posiblemente viendo tras la persiana, y no se dignaban a bajar.
Y aún más, un amable trabajador de la Sala Arena nos informó finalmente de que Andy había sido el primero en “abandonar el barco”, ya que había huido hacia el autobús del grupo mientras nosotros pedíamos el bis. Con la moral por los suelos, pero sin plantearnos siquiera la posibilidad de irnos tras haber aguantado tanto rato, nos mantuvimos firmes. Y lo único que recibimos al final fue el consejo de este mismo trabajador de que nos fuéramos a casa, porque el grupo no tenía ninguna intención de prestarnos algo de su tiempo.
Así que para finalizar la noche, quedamos unas 6 personas apostadas cerca del autobús, con actitud serena, y tuvimos que aguantar la mofa de los transportistas, quienes llegaron a bromear y preguntarnos si no teníamos clase al día siguiente o una casa a la que ir. Uno de ellos llegó a informar por walkie al grupo de que “aún quedaban 6”, para que no salieran, como si esperáramos con horcas y antorchas, y no con el semblante de tristeza de un fan decepcionado. Tal como nos habían avisado, el resto de los integrantes del grupo salió en dirección al autobús con la cabeza gacha y sin mediar palabra, de nuevo a excepción de Ashley, quien se despidió vagamente.
Frío, tristeza y decepción fue todo cuanto sacamos de lo que esperábamos que fuera uno de los mejores conciertos de nuestra vida. Gracias, Black Veil Brides, por demostrar que la filosofía de vuestras canciones está limitada a eso, a vuestra música y si acaso, a las grandes salas en las que hacéis lleno. Se ve que el hecho de ser 200 y no 200.000 hace que no merezcamos la pena.
Aqui os dejo la pagina para que veais que no me lo he inventado.
http://www.wmusik.com/index.php/opinion/opinion/8511-cronica-black-veil-brides-de-divos-por-el-mundo.html?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter
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